Este viernes asistí a Zinc Shower 2015, en Matadero Madrid. Además de dar una charla sobre Inteligencia Colectiva, aproveché el día a tope para descubrir a fondo este evento, al que le tenía ganas. En su III Edición, este “meeting-show de la industria creativa y colaborativa” se ha hecho un nombre, y es de los eventos de su tipo más conocidos del panorama español. Enhorabuena a los organizadores porque montar un programa de estos, me consta, supone un trabajo enorme.
Inicio estas notas en el tren de vuelta. Un post rápido con las impresiones que me llevo de participar en Zinc Shower (ZS), que ya adelanto son incompletas y sesgadas. Incompletas porque solo pude asistir el viernes pues me tenía que regresar a Málaga a última hora, así que no puedo opinar sobre lo que pasó el sábado. Y digo que mi opinión es sesgada porque yo, como todo el mundo, tengo mis preferencias en cuanto a eventos y reconozco que cada vez me seducen menos los saraos mogollonicos. Creo que no soy el tipo de asistente para el que está concebido ZS, porque soy más de encuentros íntimos que de shows, así que si un organizador del evento lee este post, espero que lo ponga en sana cuarentena
Lo que más me ha gustado de Zinc Shower:
- Networking: La posibilidad de verme con gente interesante, que sigo por las redes y que son buenos referentes en los territorios en que me muevo. No cabe duda que el networking funciona estupendamente bien en ZS. Por ejemplo, me ha encantado poder charlar largamente con el bueno de Ramón Sanguesa.
- Proyectos/Showers: La proyectos expuestos en la Nave 16 me parecieron bastante originales. Creo que la selección de los más de 80 proyectos (de los 800 presentados) se hizo con criterio. Era una muestra muy fresca de nuevos enfoques para innovar y uno, después de darse un paseo por ellos, podía hacerse una idea de por dónde van las tendencias creativas en estos ámbitos.
- Ponentes/Zinkers: El equipo gestor de ZS tiene muy buena capacidad de convocatoria para atraer un elenco de “Zinkers” de bastante nivel. Me ha gustado escuchar a algunos que eran realmente interesantes.
Sacar los proyectos adelante es siempre un reto difícil; y a los que se atreven a hacerlo, a los currantes, se les debe juzgar con respeto y prudencia. No estoy para, desde el sofá de casa, dar lecciones de cómo se tienen que hacer las cosas. Comento ahora lo que me gustó menos, esas cosillas que yo cambiaría sabiendo que pueden ser manías mías, y que no tienen por qué coincidir que el sentir general del participante medio a estos eventos.
Empezaré por una matización que escapa al alcance de Zinc Shower, pero que me apetece compartir hace tiempo: Hay mucha “economía colaborativa” (de la que se ha hablado en ZS) que tiene poco de “colaborativa”. Este es un concepto que pide a gritos una revisión crítica. Que es “creativa” estoy de acuerdo, pero decir que modelos como los de AirBnB o Uber (para no apuntar por su nombre a proyectos españoles que vi en ZS) son “colaborativos” es pura obsolescencia semántica programada o un eufemismo para camuflar la esencia lucrativa de los negocios de toda la vida. El “intercambio de valor a través de la red”, más cuando ese valor es monetario, no es criterio suficiente para hablar de “economía colaborativa”. La colaboración es cosa de socios, pero en muchos de los proyectos que se expusieron en ZS (o de los que se habla en magazines de referencia como OuiShare) la relación es de proveedor/cliente, el intercambio es puramente monetario y no hay evidencias de cultura Co-. Incluso tampoco hay en rigor “consumo compartido”, porque a menudo el bien se usa mayoritariamente para una transacción lucrativa: mi segunda vivienda la alquilo todo el año en AirBnB, me profesionalizo con mi coche trabajando para Uber, o cocino para vender en Compartoplato en vez de compartir lo que sobra.
El “tempo” de ZS es tan frenético, con turnos de ponencias de 30 minutos, que apenas da tiempo a asentar los contenidos. Es un continuo de ponentes, que entran y salen, pero sin tiempo casi para la reflexión. Además, si quieres desplazarte de un sitio a otro para cambiar de charla, ya te comes los primeros minutos de la siguiente. Me hubieran gustado sesiones más largas, reservando un mínimo de 20 minutos para preguntas y debate, y así dar tiempo a asentar las ideas, el aprendizaje y la interacción.
En ZS hay demasiadas actividades en paralelo que compiten entre sí, cuando podrían ser secuenciales, lo que ayudaría a optimizar las agendas. Otra vez, prefiero más foco que variedad, más calidad que cantidad. Yo reduciría el número de actividades para que las mejores no se solapen. Las más potentes las dejaría en salas plenarias sin programación alternativa. Simplificaría las agendas y aumentaría así el número medio de asistentes por actividad porque en algunas charlas, de ponentes muy buenos, me dio pena que hubiera tan poca gente.
El entorno me dejó una sensación ambivalente. Por una parte, flipo con el Matadero Madrid porque me encanta el espacio y el espíritu que transmite. Pero por otro, me ha parecido un sitio incómodo y poco práctico. El wifi falló, no se pudo usar, en varios sitios del Matadero. El recinto es demasiado disperso y la mayoría de las salas tienen problemas de acústica y no se prestan para escuchar ponencias. Por ejemplo, en la nave 16 era prácticamente imposible concentrarse en las charlas. Incluso en Naves del Español nos costó escuchar las ponencias en la tarde porque se colaba toda la música del patio.
En general creo que la mayoría de los eventos que se promueven últimamente tienden, sobre todo, al espíritu-de-feria y la estética vertiginosa de “lo cool”. Yo, que ya soy un carca, siento que todo eso es demasiado líquido para lo que busco, que es pausa y paladeo. Se exponen montones de performances y artefactos, y es cierto que a partir de ellos también se puede reflexionar mucho, pero tanta estética-show a veces me parece vacía, de fuegos artificiales. Y lo sé porque después de terminar la puesta en escena, no me deja nada. Salvando las distancias, es lo mismo que siento con los TEDx. Ya lo expliqué aquí. El formato charla/conversación en torno a una idea-fuerza o unos ponentes/facilitadores que provoquen, sigue siendo para mí, insisto, hablo por mí, el formato más estimulante. Por eso eché en falta más espacios en ZS tipo “Desconferencia”, concebidos con una lógica circular y en los que se reserve tiempo para la intervención del público.
Detrás de Zinc Shower hay mucha gente lista, competente y trabajadora. Me consta. Y son honestos, porque como show creativo está muy bien, cumple expectativas. Donde cojea un poco, para mi gusto, es como espacio íntimo de reflexión, pero claro… no fue diseñado con ese propósito, o igual es algo que se puede mimar más en las siguientes ediciones.