POST Nº 706
Que este miércoles me toque dar la conferencia inaugural del VII Congreso Internacional EDO23 es un lujo, una oportunidad que debo a mi libro. Me avisa Jesús Martínez que el escenario donde daré la charla, en el Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona, es imponente. Hay apuntados cerca de 400 participantes.
Apenas recibí el encargo, me puse a revisar el programa para hacerme una idea de las temáticas que se tratarían. Creo que una buena manera de iniciar un charla inaugural de un evento es repasando cómo el tema que me lleva a allí se refleja en los contenidos del programa, y es evidente que en este caso está muy presente. La IC atraviesa #CIEDO23 en la mayoría de sus conferencias, simposios, talleres y conversaciones. Ya el título del Congreso nos dice algo: «Aprendizaje e inteligencia colectiva (IC) en las organizaciones». Mi pregunta entonces sería esta: ¿Cómo un enfoque de IC puede mejorar el aprendizaje en las organizaciones?
El propósito de mi charla es que se entienda a la IC como un paradigma, unas gafas o unos filtros mentales para percibir matices relevantes que antes no se veían. Me gustaría ser capaz de convencer a lo/as participantes de las ventajas de ponerse esa gafas. Solo si aprendemos a ver a la IC es que podemos mejorarla. Y para eso, como me gusta decir, hay que «entrenar la mirada». Yo ya me he entrenado para eso, percibo cosas, hilos invisibles que tejen interdependencias, que no veía antes. El filtro de la IC nos ayuda básicamente a dos cosas: (1) ser más conscientes de nuestras limitaciones como individuos, (2) aumentar el coste psicológico del egoísmo.
Mi charla se estructura en SIETE ideas, y DOS apuntes más de bonus track, si me da tiempo. Una hora y media dan para mucho y también para poco, según cómo fluya el mensajero y el mensaje. Llevo muchas millas hechas de conferenciante, pero siempre da nervio hablar para tanta gente y en un sitio así. Ya veremos.
Resumo a continuación, en modo telegráfico, 20 ideas que vertebran mi charla. Quédate con las que te sirvan y parezcan más interesantes:
1. LA IC COMO UN CONTINUO: Mi forma de ver la IC es como un continuo. No me adscribo al enfoque binario «bioinspirado» de que hay (o no hay) IC solo si el resultado vale más que la suma de las partes. Para mí, cualquier grupo de personas que actúe como tal (que «hagan cosas juntas») proyecta siempre algún grado de IC, que va desde la estupidez a la brillantez. Si lo vemos así, nuestro trabajo consiste en llevar esa inteligencia lo más a la derecha que podamos de ese continuo.
2. DOS BRECHAS: Hoy tenemos dos brechas que corregir. La primera es un «gap de intencionalidad»: no «hacemos juntos» todo lo que deberíamos. La segunda es «de efectividad», porque no hacemos del todo bien lo que ya hacemos juntos. En resumen, nos coordinamos poco y mal.
3. HACIA ADENTRO Y HACIA AFUERA: En la Admón, y en la mayoría de las organizaciones, la IC debe desplegarse con un doble enfoque. «Hacia adentro» para aprovechar el talento del personal propio, impulsando equipos multidisciplinares, el aprendizaje P2P y dando más peso a la opinión técnica basada en evidencias. «Hacia afuera» con más participación y transparencia, activando las palancas que permitan aprender (y empatizar) más con la ciudadanía.
4. HACIA ADENTRO IRÁ MÁS LENTO: Aventuro que vamos a mejorar más rápido hacia afuera que hacia adentro. Lo estamos notando con el Gobierno Abierto. Potenciar la IC hacia dentro de la Admón irá mucho más lento porque no tiene rédito electoral, no hay suficientes incentivos para cambiar la cultura organizativa, y existe la creencia errónea de que la burocracia garantista debe funcionar, por defecto, de un modo centralista y jerarquizado.
5. DOS IDEAS FUERZA: Dos mensajes clave de mi charla: (1) Hay muchísima inteligencia (talento) latente y disperso en las organizaciones —y en la Admón, sobre todo— que no se está aprovechando. En algunas porque no se quiere, en otras porque no se sabe y/o no se puede, (2) Impulsar procesos de IC en cualquier organización necesita de un buen DISEÑO de las arquitecturas participativas.
6. RETÓRICA VS. OPORTUNIDAD GENUINA: Se ha puesto de moda hablar bien de la IC pero en esto hay bastante retórica. Muchos de los que hablan de esto no se lo creen porque siguen pensando que el talento está concentrado en los expertos y equipos directivos. No es fácil superar el legado paternalista del modelo fordista (cerebros y ejecutores). Y cuando por fin se deciden a aplicarlo, lo hacen como un mal necesario —presionados por las circunstancias— y no como una oportunidad, y eso se termina notando. Por otra parte, el modelo organizativo y el marco normativo de la Admón, y de muchas organizaciones, ponen todas las trabas del mundo a la IC. Con tanto corsé estrangulador, puedes querer y saber, pero no poder.
7. ¿APATÍA PARTICIPATIVA?: No demos por válido el mantra charlatán (e interesado) de que «a la gente no le interesa participar» o que «cuando la gente se junta, se vuelve más estúpida». No es así, ni tiene que ser así. Ese relato es interesado porque busca preservar el legado elitista del poder experto, muy en masculino, en una sociedad donde se está socializando (dolorosamente para las élites) el conocimiento. Que la gente no quiera participar no es un fallo estructural insalvable. Ese supuesto desinterés es el efecto, y no la causa. La ineptitud colectiva se puede corregir con un buen diseño de las arquitecturas participativas. De esto hablamos bastante en este post sobre el «Diseño de la Participación».
8. OTRA INTELIGENCIA COLECTIVA ES POSIBLE: ¿Y cómo debe ser? Pues debe cumplir tres atributos. Me la imagino como una mesa con tres patas, que deben guardar una relación armoniosa entre sí para que el mueble se sostenga: la buena IC es EFECTIVA, pero también AFECTIVA y LEGÍTIMA. Hablaré largamente de esto en mi charla.
9. SER EFECTIVOS: Hay que cuidar la EFECTIVIDAD, la primera pata, porque conviene conseguir los objetivos, y que esos objetivos sean los correctos. Pero además de «eficaces», hay que ser razonablemente «eficientes». Debemos evitar (con un buen diseño) el desgaste excesivo, la entropía asamblearia, el «muchos cocineros estropean el plato». Los procesos colectivos que descuidan la eficiencia terminan agotando tanto que producen el efecto contrario de querer volver a lo centralizado.
10. SER AFECTIVOS: La AFECTIVIDAD es la segunda pata. Hablamos de la calidad emocional de los procesos. Estoy convencido de que la manera más acertada de medir la inteligencia de un grupo es por la calidad de los procesos (eficiencia + afectividad) en vez de por el acierto del resultado, que puede deberse a muchos factores, incluida la suerte. Por eso suelo decir que mi libro es, por encima de todo, un homenaje a la pedagogía de los procesos y un antídoto contra el resultadismo. Esto conecta también con la muy mediática Inteligencia Artificial (IA): aun cuando tengamos máquinas infalibles, que nos entreguen siempre la mejor decisión posible, no vale la pena renunciar a los que nos hace humanos, a muscular nuestra capacidad para ponernos de acuerdo y construir relaciones socialmente significativas. De esto hablo más en este artículo de Sintetia.
11. CUIDAR LA LEGITIMIDAD: La tercera pata de la mesa es la LEGITIMIDAD. Puede tener una importancia variable, según qué tarea colectiva abordemos (algunas exigen más legitimidad que otras), pero conviene no descuidarla nunca. A menudo hay más necesidad de legitimidad de lo que parece porque se abusa de la idea de que la «autoridad por representación» ya confiere suficiente legitimidad por defecto. Eso hay que revisarlo. Muchas decisiones tienen unos gravosos costes de implementación precisamente porque se perciben como ilegítimas. Y se perciben así porque las personas afectadas se han dejado fuera del proceso de búsqueda de la solución.
12. TENSIONES ENTRE ATRIBUTOS (LA MESA SE TAMBALEA): Estas tres patas de la mesa se tensionan entre sí, no siempre la soportan en la misma dirección, y ahí está el desafío de conseguir armonía. Solo por poner un ejemplo: ser más efectivos demanda una eficiencia que puede penalizar los afectos, que necesitan de una cadencia más lenta. Pero, al mismo tiempo, una ineficiencia insoportable genera tanto desgaste que termina generando mal rollo. Y así con las tres patas. Lo más divertido del diseño que propongo es explorar posibilidades para acercarse a ese equilibrio inestable que puede ser mágico. Algunos colectivos y organizaciones son más musculosos en unas patas que en otras. He aprendido a darme cuenta rápido de cuáles fallan, así que mi trabajo es ayudarlos a corregir esas cojeras.
13. ¿Y QUÉ HACEMOS CON EL FESTIVAL DE POST-IT?: Los procesos de innovación suelen dibujarse como un diamante. La 1ra parte, que se abre, es la «divergente» y la 2da, que se cierra, es la «convergente». La mayoría de los esfuerzos se ponen en la primera. Con tanta algarabía por la creatividad, la fase convergente (que es cuando hacemos la «agregación») está absolutamente descuidada. Incluso tiene mala prensa porque se asocia al consenso empobrecedor. Para mí el gran desafío de #diseño está en la agregación, en mejorar la 2da parte del diamante, y esa es ahora mismo mi gran obsesión. La fase divergente es sexy, divertida, buen rollista y poco exigente. El lío viene después: ¿qué hacemos con el «festival de post-it»? Tenemos una incapacidad manifiesta para la síntesis colectiva, y esta es una asignatura pendiente del diseño participativo. Los que facilitamos talleres sabemos de sobra esto: la dificultad que tiene ponerse de acuerdo en qué es lo más relevante que nos llevamos. En la charla voy a poner varios ejemplos de cómo abordar este reto de diseño, con soluciones prácticas en las que estoy trabajando. Por cierto, tengo dos posts escritos sobre cómo hacer síntesis colectivas: post-1 y post-2, por si te interesan.
14. QUE DISEÑEN ELLOS: Si no entiendes bien las necesidades y expectativas de tus personas usuarias, ¡¡prueba a que diseñen ellas!! Activar la IC funciona muy bien cuando hay una carencia o brecha de empatía, es decir, si existe un desajuste entre nuestra oferta y las expectativas de los colectivos a los que va dirigida. La manera de hacerlo es invitar a ese colectivo a que co-diseñe su mejor solución. En mi práctica de consultoría ya no existe otra manera de «recoger especificaciones» para un proyecto que no sea la de «que diseñen ellos». Pondré varios ejemplos en mi charla de esto. Es terriblemente efectivo.
15. COMPLEJIDAD E INTELIGENCIA COLECTIVA: La complejidad está de moda. Es otro de los temas que atraviesa el Congreso (hay de hecho un simposio que se llama «gestión del desconocimiento: orientarse en tierra ignota»). Debo decir que yo tengo una relación rara, contradictoria, con este asunto, que se está convirtiendo en un gran negocio, para bien y para mal. A veces me parece una tomadura de pelo. Creo que hay que aprender a reconocer y lidiar con la complejidad, pero al mismo tiempo necesitamos una mayor capacidad para simplificar, de «esencialismo», porque los modelos de gestión de la complejidad que venden por ahí son tan rebuscados y autorreferenciales que producen parálisis. En todo caso, mi manera de lidiar con la complejidad —desde el paradigma de la IC— es abriendo los retos a la participación.
16. DISEÑO LIBERADOR vs. PATERNALISTA: Necesitamos un diseño liberador en vez de uno paternalista. Un gran reto que tenemos, tanto en la Admón como en las organizaciones, es abrir espacios para normalizar la «EMERGENCIA», entendida como la capacidad de afloramiento de lo (bueno) inesperado. Conectando esto con la complejidad, el «dejar que suceda» puede ser un mecanismo muy creativo, una fuente de nueva creatividad que en ciertos problemas se vuelve la única estrategia posible. Hay que poner en valor la práctica de «dejar cabos sueltos» en lugar de pretender pautarlo todo. La Admón sufre —más de la cuenta— en los marcos abiertos a la experimentación, en los entornos concebidos con cabos sueltos porque su cultura es doblemente intolerante: con la ambigüedad, y con el error. La complejidad demanda más IC, porque esta permite la experimentación colectiva en paralelo (en vez de secuencial), el enfoque de aproximaciones sucesivas, para encontrar sentido a esas «tierras ignotas» del desconocimiento.
17. CONTRUYE ARRECIFES: En uno de los simposios del Congreso se preguntan «qué papel han de tener las instituciones tradicionales que ofrecen formación» Yo tengo claro que deben superar el modelo radial de arriba abajo, y convertirse en «facilitadoras de ecosistemas», en los que ellas no sean las grandes protagonistas sino las articuladoras que propician que «las cosas buenas sucedan». No estoy diciendo ni mucho menos que renuncien a diseñar estrategias, sino que esas estrategias: 1) sean creadas colectivamente de verdad, 2) habiliten infraestructuras y servicios para que sean lo/as participantes quienes construyan sobre esa «plataforma». A esto le llamo «crear arrecifes», como ya contaré.
18. LA CUESTIÓN DEL PODER: No es posible fomentar la IC sin cuestionarse cómo está distribuido el PODER en las organizaciones. El diseño organizativo, y el de la participación, embeben poder. Es absurdo seguir viendo las organizaciones como un grupo de personas que trabajan para aplicar y amplificar las ideas de una o dos cabezas. Esa distribución del poder también se aprecia en los modelos de aprendizaje, algunos muy paternalistas como se verá en el ejemplo que contaré sobre las distintas maneras de hacer «Ciencia Ciudadana».
19. CASI NUNCA ESTÁN LOS QUE DEBEN: Hay tanto «desconocimiento» porque dejamos mucha gente fuera —que es válida y necesaria— en la solución de los retos. No están los que deben. No implicamos a todas las partes afectadas por el problema. Hay un doble fallo de inclusión y de diversidad. En las convocatorias se abusa del mecanismo de «por invitación», mientras se desprecia la «autoselección» y se desconocen las enormes ventajas de lo «aleatorio». Hablaré de estos dos, porque su aplicación combinada ayuda a superar muchos sesgos que hoy se siguen cometiendo.
20. PARTICIPACIÓN GENUINA: ¿CÓMO SABER SI LO ES?: Muchos procesos pretendidamente participativos no lo son. Tenemos que aprender a discernir en esto porque algunos son, más que «participación», «adhesión» a algo decidido antes en los despachos. Por eso me interesa mucho responder a esta pregunta: ¿Cómo podemos saber qué «calidad participativa» tiene un proyecto (pretendidamente) colectivo? El truco está en descomponer el proceso en seis tareas o momentos concretos, y analizar cuánto de abierto y participativo es cada uno. Si me queda tiempo en la charla, porque es la última idea, daré respuesta a esto.
Me dejo para el final dos bolas extra.
La primera es que, siendo nuestras AGENDAS los dispositivos que con más sinceridad explicitan nuestras prioridades, lo que dicen las agendas institucionales es que lo participativo importa poco. Si no reservamos tiempo para impulsar proyectos participativos que impliquen al personal público y la ciudadanía, es que realmente no interesan.
La segunda produce vergüenza ajena. Me refiero a esa práctica viciada de la Admón, y de muchas organizaciones, de vaciar competencias vía EXTERNALIZACIÓN DE RETOS A LAS GRANDES CONSULTORAS. Mariana Mazzucato y Rosie Collington han escrito un libro que denuncia esta cuestión. Yo diría que es de las peores cosas que están pasando en el sector público en lo que se refiere a penalizar el aprendizaje. Que se le niegue al personal funcionario la oportunidad de trabajar en los retos más complejos y gratificantes tiene un efecto fatal en el desarrollo de activos competenciales, en el compromiso y la motivación. Es en el análisis de problemas complejos donde más IC se genera, y son precisamente esas tareas las que encargamos fuera. Mientras más externalicemos las soluciones, más incapaces seremos de generar las nuestras y menos se musculará el criterio propio. Para colmo, las mismas mega-consultoras que crearon los grandes problemas (con recomendaciones que no cuidaban óptimos sociales) están ahora siendo las contratadas para «resolverlos». Es absurdo e inaceptable.
Por cierto, a tres minutos andando de la sede del Congreso, en la mítica librería DOCUMENTA, la editorial ha dejado unos cuantos ejemplares de mi libro, por si quieres pasarte por ahí para llevarte uno. Estaré dos días por CIEDO, así que no te cortes en pedirme que te lo dedique.
Gracias por leerme, y si te animas (estés o no en CIEDO23), te invito a participar en los comentarios
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La entrada ¿Cómo la inteligencia colectiva puede mejorar el aprendizaje en las organizaciones?: 20 pistas breves para #CIEDO23 se publicó primero en Amalio Rey | Blog de innovación con una mirada humanista.